Cazas con choques directos durante la
GGA: en el caso del
L108, su fabulosa velocidad y resistencia, más un mantenimiento simple, le destacaron como un aparato sumamente efectivo. Por el contrario, el
B&H 45, más allá de sus prestaciones sorprendentes, exigía personal muy calificado para su puesta a punto. La alta velocidad a la que aterrizaba lo hacían un insaciable consumidor de neumáticos, los que apenas resistían seis aterrizajes. Un
318 del
19º Escuadrón de Caza con un esquema simple desértico, ya a fines de sus carrera operacional, 1946.
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