viernes, 31 de diciembre de 2010


El altillo en mi memoria


Si bien desde febrero de 2009 está en librerías, han pasado casi dos años para que "El altillo de la memoria" tenga un espacio en este Blog. Los motivos me resultan difusos, pero son pocos, creo. En primer lugar, fue un proyecto que estuvo en constante conflicto con sigo mismo, desde el 2002. La historia siempre fue la misma, pero el abordaje de ésta nunca logró dejarme con la tranquilidad absoluta de sentir que haya sido el correcto. Por otro lado, originalmente, una vez escapada Mara, la historia continuaba tras ella y la "red" de personajes que tramaron el ataque a la ciudad de Kimya. Tampoco los motivos quedan expuestos claramente, si bien Elena, al final, habla de la muerte de un supuesto amigo llamado Erasmo... Esto en cuanto al guión. Con respecto a su comienzo, la desilusión me hizo descartar tanta cantidad de páginas y opciones estéticas como técnicas de la narración: Sofía encuentra a Elena en la carretera; Elena encuentra a Sofía en la carretera y está desmayada; Elena encuentra a Sofía y está conciente; Sofía llega, vagando sin rumbo ni memoria luego del accidente, hasta la casa de Elena. Diferentes encuadres del paisaje y el clima tenso cargado de drama y con tufo a guerra... Finalmente, de todo ese lío salió esta versión. Por más que después de publicada, intenté iniciarla de nuevo, nuevamente el impulso quedó en algunas pocas páginas que pasan a formar parte del grupo de "descarte". Brevemente, estos son los motivos por los que hasta el momento, ni siquiera mencioné que existiese dicho álbum. Lo sentía extraño cuando en realidad era más mío que ningun otro, pues volver sobre las mismas escenas, con sus modificaciones, pero tratando la misma historia una y otra vez, por momentos me hacía dudar de lo que estaba haciendo, a qué apuntaba realmente con encararlo y si no era mejor dejarlo para el recuerdo. Hecho este comentario, creo haber encontrado las causas que me llevaron a ignorarlo o rechazarlo hasta hoy, o hace poco, puesto que recién ahora me atrevo a decirlo. Sin embargo no puedo censurar mi esfuerzo que por momentos se volvió angustia, y el hecho de que esté publicado, me hace verme necio ahora, cuando antes, entre los variados abordajes, por algún motivo consideré que esa era la versión adecuada, y así la llevé hasta el final.

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