domingo, 14 de febrero de 2016

Los ensayos hechos con el 303 Zorro para adaptarlo a operar desde portaaviones fueron negativos. Si bien la velocidad de aterrizaje y maniobrabilidad posibilitaban en teoría que fuese un avion embarcado, ciertas características de su estructura, quizás un tanto rígidas, le hicieron sumamente ingobernable al momento de tocar la pista, y cuando volvía sin carga, era una cuestión azarosa el desenlace de su apostaje. Sin embargo operando desde tierra intervino en numerosas misiones navales con buenos resultados. Terminada la guerra todas las unidades que operaron sobre el mar fueron repartidas a escuadrones en tierra pero ajenos a la armada.




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