domingo, 2 de enero de 2011


Bueno, bueno, bueno...

Después de tanta perorata para justificar por qué el Altillo de la memoria fue tan traumatizante sin querer reconocer que el único motivo es que se trató siempre de dibujos de cuarta y mal hechos, ahora tengo motivos para dedicarme a lo más divertido: ¡los modelos que en este libro aparecen! Así que vayan enterándose, ¡criollitos indecentes con estigmas caucásicos!

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